martes, 7 de julio de 2015

Paciencia

Como bien dicen, "la paciencia es la madre de todas las ciencias" y, es cierto, sin paciencia no se consiguen cosas buenas. Es más que una actitud, es un valor que no todos poseen, por lo que se convierte en una auténtica virtud. Es una forma distinta de ver el mundo, de vivir la vida. A mi modo de ver, las personas pacientes llenan más su corazón de vida, saben esperar, tener esperanza en que tarde o temprano llegará su recompensa y conseguirán aquello que deseaban, por lo que tanto esfuerzo y empeño pusieron. No tienen prisa, saben que en pequeñas cantidades todo se saborea y se disfruta más. Difícilmente se alteran ante situaciones adversas, saben cómo mantener la calma y, si se llegan a molestar, conocen la manera de no exteriorizarlo, saben dar un voto de confianza y una nueva oportunidad. Puede ser al otro o a uno mismo, según la situación, pero logran alejar la frustración, son capaces de 'olvidar' y volver a empezar.

No se puede adelantar el tiempo, no se puede tener el control, hay que esperar, todo llega en su momento. Para algunos puede costar, ya que hay personas que son algo inquietas, movidas, deseosas, nerviosas e impacientes que quieren todo ¡ya! No saben esperar y disfrutar de lo que hay antes o después del hecho en sí, viven tan ensimismadas en lo que desean, que pierden la vista o el interés en lo demás. Eso es lo que transmiten y contra eso no hay nada que hacer. Por mucho que intentes sosegarles y explicarles, no lo van a entender, van a seguir empeñados en su misión, insistiendo persistentes en su idea, presionando a quien no piense como ellas, buscando imponer su criterio a toda costa. Muchas veces te dirán eso de "es ahora o nunca". Y no, no todo puede ser llevado al extremo. Entre el ahora y el nunca, existen un montón de días, tantos como oportunidades para cambiar de opinión, para pensar mejor las cosas, para llegar a un acuerdo o seguir cada uno con su vida. Aunque suene a tópico, el tiempo es quien pone a cada cual en su lugar, para bien o para mal, eso es una gran verdad. Nadie es dueño del tiempo, igual que no lo es de los pensamientos o de la forma de ser de los demás.

Las personas impacientes que lo quieren saber todo, controlar su vida o la de los demás a cada momento, se pierden lo bonito que es ser sorprendidos, vivir sin esperar nada, sin saber qué pasará... simplemente dejar que pase lo que tenga que pasar. Disfrutar, sentir y valorar lo que sucede, lo que la vida nos regala cada día, tanto si es bueno como si es malo, todo tiene su etapa.


Muchas veces creemos que la vida nos dice "no", cuando solo nos dice: "espera".