martes, 26 de abril de 2016

Cada nota es un latido

¿Cuántas veces habremos escuchado gente diciendo que la música es parte de su vida y que sin ella no podría vivir? Seguramente muchas, una gran mayoría, dentro de la cual me incluyo. Pero, ¿por qué exactamente?, ¿qué tiene que nos hace ser tan dependientes de ella?, ¿por qué tiene tanto valor en nuestras vidas que se ha convertido en algo indispensable? Si nos paramos a pensar, desde que nacemos o incluso antes, la música ya está con nosotros, aprendemos a apreciarla desde pequeños en forma de nanas o canciones infantiles, comerciales, etc.

La música es uno de los mejores medios para abstraerse de la realidad, cerrar los ojos y dejar volar nuestra imaginación, soñar, crear... viajar en el tiempo, dejarse llevar, llegar a otro mundo donde solo exista ella y nuestros pensamientos. Dejar que poco a poco, con cada nota, nos invadan los recuerdos, nuestros sueños, deseos y navegar a través de ellos, en armonía. "Una cosa buena que tiene la música es que, cuando llega, te olvidas de los problemas", por lo tanto, la música es libertad. Por un instante el tiempo se detiene, olvidamos y dejamos a un lado todo aquello que nos preocupa, que nos atormenta, de lo que necesitamos desprendernos por un momento. Es un medio de desconexión a través del cual podemos evadirnos por completo, puede ser mucho o poco tiempo, el que sea necesario. También nos sirve para comunicar, expresar emociones y sentimientos, posiblemente mucho más de lo que las palabras puedan decir. Como muestra están las canciones que, sin letra, sólo con la melodía, son capaces de llegar al corazón. 

Sentir, vivir, hablar con el corazón. La música nos alegra, nos entristece, nos activa, nos hace bailar, nos sirve para pedir perdón o agradecer, nos hacen pensar, comprender, aprender... Nos emociona, con la letra podemos sentirnos identificados con nuestro estado de ánimo o situación personal, recordar momentos que nos marcaron o personas especiales que nos evoca lo que se canta. Del mismo modo, nos puede tocar de forma mágica por ser una canción con la que nos une algo concreto y que consideramos importante con otras personas y la tenemos interiorizada de tal forma que la sentimos como un himno, un rito o una tradición.
Cuando estamos tristes, escuchar música lenta, una melodía tierna o delicada, con un contenido específico acorde a lo que estamos viviendo, puede ayudarnos a sacar aquello que llevamos dentro, llorar y desahogarnos, siempre que logremos conectar con ello. Es la mejor medicina, puesto que también nos contagia emociones positivas, nos aporta energía, nos da fuerza y nos ayuda a levantarnos. Nos hace reír y disfrutar, crear un clima único y especial.

Con ella compartimos muchas experiencias a lo largo de la vida, la mayoría de las veces no nos damos cuenta de lo importante que es realmente ni somos conscientes de todo lo que vivimos a través de ella. No importa el estilo o el género musical, lo que verdaderamente importa es el mensaje que nos transmita, lo que nos llegue, lo que nos haga sentir. Por eso, al igual que las personas, no hay mejores ni peores, son distintas y, aunque existan preferencias, hay que saber respetar las diferencias, como todo en la vida, ya que si cada cual vive la vida a su manera, también vivirá la música de igual manera.

Todos tenemos una canción especial para cada momento, quizás no podamos quedarnos con una... o sí, también es posible que tengamos muy claro cuál es la banda sonora de nuestras vidas. Sea como sea, no dejemos de cantar, de tocar, de bailar.... de sentir, al fin y al cabo.
Respiremos cada nota de vida y no perdamos el compás.


"La música es el arte más directo: entra por el oído y va directo al corazón"