jueves, 27 de octubre de 2016

¡Buenos días!

Si hay una palabra que puede cambiar el mundo, la forma de afrontar el día a día en particular y la vida en general, esa es "buenos días". Y os preguntaréis, ¿cómo es que tiene tanto poder? Fácil, al desear buenos días (ya sea a ti mismo o a otra persona) ya estás mostrando una actitud positiva, estás deseando lo mejor que se puede desear: tener un buen, bonito y feliz día. Un "buenos días" recoge un "hoy me voy a comer el mundo", "hoy mi día va a tener sentido", "hoy nada me va a detener", "hoy tengo una nueva oportunidad para lograr mis metas", "hoy estoy un poquito más cerca de mis sueños", "hoy todo irá sobre ruedas"... Mensajes como vemos llenos de optimismo y ganas de aprovechar y exprimir el día al máximo. Es un símil al famoso carpe diem aplicado a todos los días, más creíble, más cercano y más utilizado.

Recuerdo mi etapa universitaria, esos cuatro años en los que día sí y día también, mi rutina de la mañana era coger un autobús. Ahí empecé a analizar que hay tres tipos de personas: las que se suben sin saludar (ya sea por falta de educación o de sueño), las que ofrecen un "hola" (al menos sí tienen en cuenta que el conductor es una persona real y muestran su educación) y las que regalan un "buenos días". Yo he de reconocer que era de las del segundo grupo, pero hubo un tiempo en el que me propuse unirme al de los "buenos días" y, ¿sabéis qué pasó? que al darlo también lo recibía, ya sea en forma de palabra o de sonrisa por parte del receptor y eso alegraba mis mañanas a corto plazo y mis días a largo plazo.

Más tarde, trabajando en el cole descubrí el verdadero valor del "buenos días"porque no solo lo utilizar y lo recibes, sino que educas a los niños para que ellos también lo empleen en su día a día, les enseñas con tu ejemplo a valorarlo y con canciones les incitas a utilizarlo. Sabes que ellos son el futuro, crear ciudadanos capaces de cambiar el mundo con un "buenos días" es un gran privilegio que no solo tienen los maestros, ya que cualquier padre/madre o persona con su ejemplo puede hacerlo.

Con la llegada de las redes sociales se crean un montón de cadenas absurdas, tontas, sin sentido como la típica "si no envías este mensaje a x personas, algo malo te pasará". Si a veces picamos en estas cosas, ¿cómo no podemos caer en la cadena de desear buenos días? Desde aquí os animo a que lo pongáis en práctica, hasta que no lo haces y lo vives por ti mismo, realmente no eres consciente de su valor. ¿Probamos a ponerlo en práctica? ya sea en la calle, en el trabajo o con nuestra familia (que siempre será más sencillo empezar con ellos).

Hagamos que en tiempos difíciles el optimismo se apodere de nosotros, disfrutemos al regalar y recibir nuestro "buenos días" particular. Cambiemos un poquito el mundo y la sociedad en la que vivimos, caigamos en la droga de los buenos deseos, que compartidos lo son más.

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